Para Don Galo, enseñar idiomas es más que transmitir conocimiento; es abrir puertas hacia un universo de comprensión. "Con un idioma entiendes el mundo, pero con otros más tienes el don de entender el cosmos y la razón del porqué de las cosas", comparte con sus estudiantes, quienes encuentran en él un maestro apasionado y sabio.
Tras el almuerzo, sus clases nocturnas se preparan para recibir a entusiastas aprendices del idioma inglés en la institución educativa. Sin embargo, los desafíos financieros acechan, ya que sus clases por horas no siempre son suficientes para cubrir sus gastos diarios, incluidas las remesas a Estados Unidos para mantener sus asuntos en orden.
Don Galo es solo un ejemplo entre muchos beneficiarios de la Manzana del Cuidado, un espacio inclusivo y compartido con la localidad hermana de Santa Fe. Aquí, los servicios abarcan desde atención psicosocial hasta clases de natación y recreación acuática, enfocados en brindar un cuidado integral a personas de todas las edades y condiciones. Puedes encontrar cada uno de los servicios en el siguiente hipervínculo: bit.ly/44OFCHo.
Las Manzanas del Cuidado forman parte del Sistema Distrital de Cuidado, una estrategia pionera en América Latina que busca valorar y redistribuir las tareas de cuidado, rompiendo con la tradición de que sean exclusivas responsabilidades de las mujeres. Con programas como la escuela del cuidado para hombres y NIDOS, que fomenta el cuidado compartido en familia, esta joya de inclusión promueve una corresponsabilidad que se extiende más allá de las fronteras de La Candelaria.
El Sistema Distrital de Cuidado, con sus objetivos de reconocer el trabajo de cuidado y reducir los tiempos de trabajo no remunerado, brilla con luz propia en el corazón de Bogotá. Los servicios ofrecidos por el Estado, el sector privado y el sector comunitario han tejido una red de amor y respeto que abraza a todos los habitantes de la ciudad, y trasciende sus fronteras para inspirar a todo Colombia y el mundo.
La historia de don Galo Rodín Hernández es solo una de las muchas historias que enriquecen la Manzana del Cuidado y su propósito: cuidar y ser cuidados en un ambiente de igualdad y corresponsabilidad. Don Galo es un tesoro humano que ha dejado una huella imborrable en este espacio, recordándonos que cada uno de nosotros puede ser un guardián del cuidado y una fuente de luz para quienes nos rodean.
Así, en el corazón de Bogotá, la Manzana del Cuidado continúa su labor de amor, acogiendo a todos aquellos que buscan aprender, compartir y crecer en una comunidad que trasciende el tiempo y las fronteras. Don Galo, el maestro de idiomas, nos enseña que el cuidado es un idioma universal, una melodía que todos podemos aprender y compartir en armonía con el mundo. En la Manzana del Cuidado, la verdadera riqueza no se mide en posesiones materiales, sino en la calidez de los corazones que laten al unísono en busca de un mundo más justo y equitativo para todo