El mercado tradicional de las esmeraldas es uno de los grandes atractivos que tiene la localidad de la Candelaria. Por las calles de esta emblemática zona, podemos encontrar joyerías, talleres y artesanos dedicados al oficio, conservando una tradición que se ha popularizado cada vez más en el territorio y que también recibe a turistas amantes de esta piedra preciosa.
Sin embargo, lo que pocos conocían, es que, desde la Junta Administradora Local de La Candelaria, se ha apoyado esta y otras prácticas tradicionales, para que cobren fuerza, se conserven y tengan un reconocimiento cultural para los ciudadanos, resaltando que la localidad está inmersa en distintos mercados que recuerdan los orígenes de la fundación de la ciudad, que siguen vigentes y son una constantemente en nuestra zona.
El impulsor del proyecto es el edil Juan Carlos Mahecha, quien, junto a miembros de este gremio, el apoyo del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y el Ministerio de Cultura, quieren iniciar un camino para salvaguardar esta práctica tradicional de la talla de la esmeralda, realizando un acercamiento a los pasos que se tienen que dar, para que este oficio sea reconocido ante la UNESCO como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Nación.
David Gómez, de la Oficina de Patrimonio cultural e inmaterial, del Ministerio de Cultura, dijo que se ha reunido con representantes del gremio de las esmeraldas quienes han mostrado un interés en que se reconozca y se logre visibilizar las tradiciones asociadas a la talla de la esmeralda. En esos encuentros, se ha hablado sobre las posibilidades que se hacen ante el ministerio, para el reconocimiento de la talla de la esmeralda y las tradiciones culturales asociadas a la esmeralda como patrimonio.
Junto con el IDPC y con la comunidad interesada en apoyar la propuesta de salvaguardia, se busca identificar cuál sería el mejor camino para poder llegar a ser reconocidos, para el funcionario de la cartera de Cultura, el camino más corto podría ser, un proceso de inventario del patrimonio cultural e inmaterial de la esmeralda, que podría tener un abanico más amplio de posibilidades para su reconocimiento, ya que si se opta por la lista representativa, esta implicaría elaborar un plan especial de salvaguardia a nivel del distrito y tendría un proceso más largo.
Por otra parte, Enrique Rincón, profesional de IDPC, como socio natural para apoyar este proceso desde el distrito, comentó que para que algo sea reconocido como patrimonio cultural e inmaterial, debe estar soportado en un proceso participativo, es decir, un proceso comunitario que tenga distintas miradas y voces, incluso de aquellos que se nombran o se reconocen como portadores de esa tradición.
De esta manera, el diálogo sigue en pie con los interesados en la identificación de esta práctica histórica; la JAL de La Candelaria, continúa mostrando el apoyo a los artesanos y a que los oficios tradicionales tengan un reconocimiento no sólo local, sino también nacional y por qué no, internacional.
